De 12 a 18 años: Adolescencia y transición a la etapa adulta

La adolescencia es una etapa de grandes cambios, también para la salud bucodental. Las variaciones hormonales propias de esta edad pueden aumentar la respuesta inflamatoria de las encías ante la placa bacteriana, haciendo más frecuente la gingivitis adolescente. Si aparecen enrojecimiento, sangrado o molestias al cepillarse, es una señal de que la higiene necesita mejorar.

En esta etapa, el adolescente suele asumir la responsabilidad del cepillado, aunque la constancia puede verse afectada por horarios cambiantes, menor supervisión o falta de motivación. Más que una vigilancia directa, lo recomendable es mantener un acompañamiento educativo, reforzando el valor del autocuidado. Una sonrisa limpia y sana influye directamente en la autoestima y la imagen personal, por lo que es útil conectar la higiene con su bienestar y seguridad.

El cepillado debe realizarse al menos dos veces al día, con una pasta fluorada de 1450 ppm, prestando especial atención al margen gingival y a los espacios interdentales.
La higiene interdental (con cepillos interdentales o hilo dental) es fundamental para eliminar la placa en las zonas donde el cepillo no llega, ayudando a prevenir caries y gingivitis.

En el caso de adolescentes con ortodoncia, la higiene requiere un cuidado aún más minucioso, utilizando cepillos interdentales específicos, superfloss o irrigadores, y manteniendo una correcta limpieza de los retenedores una vez finalizado el tratamiento.

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Además de la higiene, influyen notablemente los hábitos de alimentación y estilo de vida. Las bebidas energéticas, refrescos azucarados y snacks frecuentes favorecen la desmineralización del esmalte. También el tabaco y el vapeo, cada vez más habituales en edades tempranas, aumentan el riesgo de enfermedad periodontal, halitosis y manchas en los dientes. El uso de piercings orales puede provocar retracción de encías, fracturas dentales o infecciones.

En esta edad, el cepillo manual sigue siendo perfectamente válido si la técnica es correcta. El eléctrico puede utilizarse si el profesional lo considera conveniente, pero la eficacia depende sobre todo de la constancia y la atención al cepillado. El uso de colutorios fluorados o antiplaca puede estar indicado en adolescentes con ortodoncia o mayor riesgo de caries, siempre bajo recomendación profesional. En caso de no poder cepillarse tras comer, chicles sin azúcar o con xilitol pueden ayudar a mantener el pH y estimular la saliva.

Las revisiones dentales deben realizarse con una frecuencia máxima de 6 meses, aunque en tratamientos de ortodoncia o en pacientes con riesgo elevado pueden ser más frecuentes. En consulta, el profesional valorará la necesidad de aplicar flúor tópico o reforzar la técnica de cepillado.