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18 años en adelante: Entrada a la etapa adulta
Con la entrada a la etapa adulta, la salud bucodental pasa a ser principalmente responsabilidad del propio individuo. Mantener los hábitos adquiridos durante la infancia y adolescencia es clave para conservar una sonrisa sana a largo plazo.
Cepillado y técnica
El cepillado debe realizarse al menos dos veces al día, con pasta fluorada adecuada (1450 ppm). Se recomienda prestar especial atención al margen gingival y a los espacios interdental mediante hilo dental o cepillos interdentales, adaptando la elección según la anatomía y el espacio entre dientes.
Retenedores post-ortodoncia
Para quienes finalizaron tratamiento de ortodoncia, es fundamental mantener la limpieza de retenedores fijos o removibles y acudir a revisiones periódicas para asegurar la correcta conservación de los resultados obtenidos.
Muelas del juicio
La erupción de las muelas del juicio debe controlarse mediante revisiones regulares, ya que pueden producir impacto, inflamación de encías o caries. El profesional valorará la necesidad de extracción o seguimiento según cada caso.
Bruxismo y control del estrés
Si existe bruxismo, el uso de férulas puede ser necesario. Mantener hábitos de relajación y control del estrés ayuda a prevenir desgaste dental y molestias musculares.
Revisiones y prevención
Se recomienda acudir al dentista al menos una vez al año, adaptando la frecuencia según la salud oral y las necesidades específicas de cada adulto. En casos de riesgo elevado o tratamientos en curso, las visitas pueden ser más frecuentes (por ejemplo, cada seis meses). Esto permite detectar problemas de manera temprana y reforzar la prevención.
Estilo de vida y hábitos saludables
Una dieta equilibrada y la limitación del consumo de azúcares son fundamentales. Evitar tabaco y alcohol en exceso protege dientes y encías, y mantener una rutina de higiene oral consistente asegura la prolongación de la salud bucal adquirida desde la infancia.