Limpieza y mantenimiento del irrigador bucal
El irrigador bucal es un excelente complemento para la higiene interdental, pero requiere una limpieza regular para evitar la acumulación de bacterias y moho.
Después de cada uso:
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Vacía el depósito completamente y deja las piezas abiertas para que se sequen al aire.
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Si usas colutorio diluido, aclara el depósito con agua limpia para eliminar restos.
Cada pocos días:
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Lava el depósito con agua tibia y jabón neutro.
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Limpia la boquilla y las zonas de acoplamiento con un pequeño cepillo o bastoncillo.
Una vez al mes:
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Realiza una limpieza profunda llenando el depósito con una mezcla de agua y vinagre blanco (1:1) o con agua y unas gotas de lejía suave (1:10).
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Haz funcionar el irrigador unos segundos para que la solución recorra los conductos internos.
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Deja actuar unos minutos, vacía y enjuaga con agua limpia.
Boquillas:
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Sustituir cada 3 a 6 meses o antes si se observa desgaste.
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No compartir entre distintos usuarios.
Si ha estado mucho tiempo sin usarse:
Antes de volver a utilizarlo, realiza una limpieza profunda completa (depósito, conductos y boquilla) con agua y vinagre, asegurándote de enjuagar bien. Comprueba también que no haya restos de cal o moho y que la presión del chorro sea regular.